martes, 23 de septiembre de 2014

Sangre y tinta



1959. Un año después de la publicación de su última obra “Desayuno en Tiffany’s”, Truman Capote lee en el New York Time la noticia del asesinato de una familia de granjeros, los Clutter, en un pueblo de Kansas. Despierta su interés tanto la forma como se realizó el crimen, la reacción de los habitantes quienes quedaron consternados y el porqué de aquel suceso aparentemente sin motivo. Convence a su editor de enviarlo a Kansas con la promesa de escribir un nuevo libro, con el cual crearía un nuevo género literario: la nonfiction novel.

Viaja a Kansas con su mejor amiga Nelle Harper Lee al pueblo de Holcomb, lugar donde sucedió el hecho. Al llegar se encuentra con un ambiente ensombrecido por el miedo y la desconfianza, donde en un principio le era difícil entablar buenas relaciones con los habitantes, más que todo por su abierta orientación sexual. Durante las entrevistas no tomaba notas, ya que perdía espontaneidad, al mismo tiempo que usaba confidencias para simpatizar con el entrevistado. Cuando regresaban al hotel recordaban las conversaciones y las escribían o pasaban a máquina.


Primero habla con Alvin Dewey, quien supervisaba la investigación del caso y después con las personas que tuvieran alguna relación directa con los Clutter. Gracias al apoyo de Nelle no tardó en ganarse la confianza de todo el pueblo, quienes le enviaban invitaciones para que los visitara.


A finales de año acurre algo muy importante: la detención de los asesinos, Perry Smith y Richard “Dick” Hickock. Visita a Perry y queda fascinado con él. Al sentir que su obra estaría incompleta sin narrar la historia de estos dos hombres decide visitarlos continuamente para saber el cómo y el porqué de aquel día.

1960. Perry y Dick son condenamos a muerte en la hoguera, para que su obra no finalice abruptamente visita a Perry y le promete buscarles un mejor abogado para la apelación. Las continuas entrevistas con los asesinos, el seguimiento del proceso judicial y el estrecho vínculo con Perry, quien le da su diario, ayudan a que el libro siga en desarrollo. Aun así, la obra no llega al climax ya que Perry se resiste a contar lo que realmente sucedió ese día.


1962. Por motivos sociales y amorosos viaja a España para escribir su libro. Durante su estancia en el extranjero, mantiene correspondencia con Don Cullivan, amigo de Perry a quien conoció en el ejercito, Alvin Dewey, y los asesinos, logrando conocer más a fondo a estos dos. De regreso a Nueva York logra convencerlos para que les cuente sus preocupaciones, sus pensamientos, sus sentimientos. Llegan a ser amigos, sobre todo con Perry con el que Capote se sentía muy identificado: baja estatura, infancia difícil, problemas familiares, entre otros. En una de sus últimas visitas Perry le confiesa lo que sucedió aquel día.


1965. Las apelaciones le causan depresión, ansiedad y un dilema moral: desesperadamente publicar su libro, y con ello la muerte de aquellos hombres a los que consideraba amigos suyos. Finalmente decide ignorar a Perry cuando este le pide ayuda para la siguiente apelación y son sentenciados a muerte por la hoguera.


Con miedo acude al penal al para darles una última visita a Perry y Dick, donde al verlos cara a cara rompe en llanto por la impotencia que sentía por no haberlos salvado. En la madrugada del siguiente día son llevados a la horca.


1966. "A sangre fría" es publicada.

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